La periodista brasileña Eleonora de Lucena fue censurada por un diario argentino

La periodista Eleonora de Lucena de la Fola de São Paulo fue invitada por el matutino argentino Clarín a realizar un artículo sobre el juicio y destitución de la presidenta Dilma Roussef. Al parecer el contenido del artículo no fue bien recibido en dicho diario, por lo cual el trabajo no publicado. A continuación transcribimos el texto de la autora publicó en Facebook.

Izquierda: Anciano romano atribuido a Marcus Porcius Cato conocido como Catón el censor, quien detentó posturas muy conservadoras desde su cargo.

Fui censurada por el diario “Clarín”

El diario argentino me encomendó un artículo sobre el impeachment. Lo escribí y lo envié. Me pidieron que suavizara algunos tramos. Específicamente no querían que hablara de “sumisión a los Estados Unidos”. Me rehusé a realizar cualquier modificación en el texto. Hace dos semanas que el mismo continúa  en un cajón virtual en Buenos Aires. Como registro, aquí va el texto que “Clarín” no quiso publicar.

ELEONORA DE LUCENA

El juzgamiento de Dilma Rousseff atropella la democracia y expone de manera cruda el embate de intereses antagónicos en América Latina. De un lado, un proyecto de integración regional sin sumisión a los Estados Unidos, del otro un regreso a las conocidas “relaciones carnales” con el imperio del norte.

El gobierno de Michel Temer muestra que quiere vaciar el Mercosur. Repitiendo ardides utilizados internamente en el país, maniobra para golpear esa construcción de unidad sudamericana que va más allá de los aciertos comerciales. De repente comienza una ola de privatizaciones, vendiendo un pedazo del pre-sal brasileño, donde están las valiosas reservas de petróleo. La voluntad de deshidratar y desmembrar Petrobras, ícono de una propuesta independiente de desarrollo y objeto de deseo de las compañías extranjeras.

Temer anuncia cortes en los gastos en salud, educación y bienestar. Planea desmantelar las conquistas de los trabajadores obtenidos desde mediados del siglo XX. Tiene como objetivo transferir el ingreso de los más pobres a los más ricos: los proyectos sociales serán recortados para garantizar el pago de altas tasas de interés pagadas a la élite.

Es la reedición de un capítulo ya dibujado en Paraguay y Honduras: un golpe sin tanques que corroe las instituciones para minar la independencia. En un ritual kafkiano, los políticos acusados de corrupción votaron la destitución de una presidenta que todos consideran honesta.

En los años noventa, con los gobiernos neoliberales, América Latina experimentó una combinación de concentración del ingreso, desindustrialización, privatizaciones salvajes y pérdida de soberanía. La Argentina vivió ese proceso con radicalidad. En sus calles, fue derrotado.

Ahora, están tratando de resucitar en el continente los mismos marcos de esa época. Aprovechan una situación adversa de la economía y diseminan un discurso de odio, prejuicio e intolerancia. Conquistan así a las clases medias, muchas veces refractarias al ascenso que los más pobres obtuvieron los últimos años.

El movimiento necesita ser comprendido dentro de la actual crisis del capitalismo y de los cambios de la geopolítica mundial. El capital financiero busca garantizar las ganancias en América Latina. Necesita derrumbar las barreras de protección regional – o que sea más viable con gobiernos dóciles -, también dispuestos a vender los activos a precios bajos.

Mientras se atascaba en la guerra de Irak y sus adyacencias, los Estados Unidos observaban cómo la influencia de China crece de forma exponencial en el continente sudamericano.  El petróleo, la minería, el agua, los mercados internos, las empresas innovadoras – todo es objeto de interés del exterior.

Hay que analizar en un contexto de disputa las intenciones norteamericanas el deseo de instalar bases militares en la Argentina,  en la triple frontera y en la Patagonia. El imperio vuelve a preocuparse por lo que considera su eterno patio trasero.

La destitución de Dilma jugó un papel clave en la región.  Eliminar a los que no se sometan a los intereses de los Estados Unidos es una advertencia a (nuestros) países. El proceso, que deja a las instituciones brasileñas en harapos, demuestra, una vez más, cómo la voracidad de los mercados y la fuerza imperial son incapaces de convivir con la democracia.

ELEONORA DE LUCENA, 58, periodista, y reportera especial de la Folha de S. Paulo. Fue editora ejecutiva del diario de 2000 a 2010.

 

ORIGINAL EN PORTUGUES

FUI CENSURADA PELO “CLARÍN”. O jornal argentino me encomendou um artigo sobre o impeachment. Escrevi e enviei. Pediram para eu “amenizar” trechos. Especificamente não queriam que eu falasse em “submissão aos EUA”. Recusei fazer qualquer modificação no texto. Há duas semanas ele está numa gaveta virtual em Buenos Aires. Para registro, aí vai o que o “Clarín” não quis publicar.

 

ELEONORA DE LUCENA

O julgamento de Dilma Rousseff atropela a democracia e expõe de maneira crua o embate de interesses antagônicos na América Latina. De um lado, um projeto de integração regional sem submissão aos Estados Unidos; de outro, a volta das conhecidas “relações carnais” com o império do Norte.

O governo de Michel Temer mostra que quer esvaziar o Mercosul. Repetindo ardis usados internamente no país, manobra para golpear essa construção da união sul-americana que vai muito além de acertos comerciais.

De supetão, dá início a uma onda de privatizações, vendendo um naco do pré-sal brasileiro, onde estão valiosas reservas de petróleo. Tenciona desidratar e esquartejar a Petrobras, ícone de uma proposta independente de desenvolvimento e objeto de desejo de companhias estrangeiras.

Temer anuncia cortes em gastos em saúde, educação e previdência. Planeja desmantelar conquistas trabalhistas obtidas desde meados do século 20. Almeja transferir renda dos mais pobres para os mais ricos: projetos sociais serão podados para garantir o pagamento dos juros estratosféricos pagos à elite.

É a reedição de um enredo já desenhado no Paraguai e em Honduras: um golpe sem tanques que corrói as instituições para minar a independência. Num ritual kafkaniano, políticos acusados de corrupção votam a cassação de uma presidente que todos reconhecem ser honesta.

Nos anos 1990, com governos neoliberais, a América Latina experimentou uma combinação de concentração de renda, desindustrialização, privatizações selvagens e perda de soberania. A Argentina viveu com radicalidade esse processo. Nas ruas, o derrotou.

Agora, as mesmas armações daquele tempo tentam ressuscitar no continente. Aproveitam a situação adversa na economia e disseminam um discurso de ódio, preconceito e intolerância. Conquistam, assim, fatias das classes médias, muitas vezes refratárias à ascensão que os mais pobres obtiveram nos últimos anos.
O movimento precisa ser entendido dentro da atual crise capitalista e das mudanças na geopolítica mundial. O capital financeiro busca garantir ganhos na América Latina. Necessita derrubar barreiras de proteção na região _o que é mais viável com governos dóceis, também dispostos a vender ativos a preços baixos.

Enquanto se atolavam na guerra do Iraque e adjacências, os EUA viram a influência da China crescer de forma exponencial no continente sul-americano. O petróleo, os minérios, a água, os mercados internos, as empresas inovadoras _tudo é alvo de interesse externo.

Nesse contexto de disputa é que devem ser analisadas as intenções norte-americanas de instalar bases militares na Argentina _na tríplice fronteira e na Patagônia. O império volta a se preocupar com o que considera o seu eterno quintal.

O impeachment de Dilma é peça chave no xadrez de poder da região. Afastar quem não se submete a interesses dos EUA será uma advertência aos países. O processo, que deixa as instituições brasileiras em farrapos, demonstra, mais uma vez, como a voracidade dos mercados e a força imperial são incapazes de conviver com a democracia.

ELEONORA DE LUCENA, 58, jornalista, é repórter especial da Folha de S. Paulo. Foi editora-executiva do jornal de 2000 a 2010.

Fuente

https://www.facebook.com/eleonora.lucena/posts/1090603011017688

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