Bicentenario de la fundación de la Gran Colombia por Bolívar

Por Sergio Guerra Vilaboy

Hoy 17 de diciembre tuve el honor de inaugurar en Caracas el Seminario internacional 2019 Rebelión antineoliberal en Nuestra América con una conferencia sobre el bicentenario de la fundación de la República de Colombia por Simón Bolívar, cuyas ideas principales resumo en este artículo.

El foro, inaugurado esta misma mañana por el Ministro de Cultura de Venezuela Ernesto Villegas, se extenderá hasta el jueves y entre los ponentes se encuentran por México Héctor Díaz Polanco y Ana Esther Ceceña, así como el argentino Claudio Katz, quien recibió esta tarde en el Palacio de Miraflores, de manos del presidente Nicolás Maduro, el Premio Libertador por su más reciente libro.

La República de Colombia fue, la mejor concreción de los esfuerzos unionistas de los próceres de la independencia hispanoamericana, pues sin duda fue el Libertador quien más lejos llegó en los planes integracionistas de lo que llamó la América Meridional, para diferenciarla de la del Norte. La primera alusión que aparece en sus papeles, corresponde a un artículo del 5 de septiembre de 1810, en el Morning Chronicle de Londres, aunque volvió sobre el tema en su Manifiesto de Cartagena de 1812 y en la conocida Carta de Jamaica de 1815.

En las márgenes del Orinoco, el Libertador proclamó, a principios de 1819, en el congreso de Angostura, la restauración de la República de Venezuela. Desde esta sólida base llanera, Bolívar emprendió la liberación de Nueva Granada, campaña donde obtendría la resonante victoria de Boyacá el 7 de agosto de 1819. Con este triunfo a cuestas, regresó a Angostura y el 17 de diciembre, hace ahora doscientos años, fundó la República de Colombia, piedra angular de sus aspiraciones de integración hispanoamericana.

Después de victoria bolivariana de Carabobo (24 de junio de 1821), los territorios de Santo Domingo, Panamá y Quito solicitaron su inclusión en la Gran Colombia, como la han llamado los historiadores para distinguirla de la actual. La incorporación de la parte oriental de la isla caribeña de La Española no llegó a materializarse debido a la lentitud de las comunicaciones de la época y sobre todo por la ocupación de ese territorio por los ejércitos haitianos.

El propio Libertador, llegó a considerar después de la trascendental victoria de Ayacucho (9 de diciembre de 1824) la posibilidad de la fusión con el Río de la Plata. Aunque la consideró inviable, la idea le fue formulada en Potosí, en octubre de 1825, por el general rioplatense Carlos M. de Alvear a nombre del gobierno de Buenos Aires, que entonces temía una guerra con el imperio de Brasil. Según relató el propio Bolívar a Francisco de Paula Santander, en carta del 11 de noviembre de 1825, los rioplatenses le propusieron la integración en una sola nación “llevando toda ella mi nombre.”

En realidad, el Libertador soñaba entonces con la creación de una federación de los Andes, concebida para agrupar todas las colonias españolas liberadas por sus tropas. Como escribiera Bolívar al general Antonio Gutiérrez de la Fuente, el 12 de mayo de 1826, la integración de estas regiones era imprescindible para no ver “perderse la obra de nuestros sacrificios y de nuestra gloria”. La base de esta imaginada unión andina, sería la constitución elaborada por el propio Libertador para Bolivia, a la que consideraba “el arca que nos ha de salvar del naufragio”: “Después de haber pensado infinito –escribió Bolívar-, hemos convenido entre las personas de mejor juicio y yo, que el único remedio que podemos aplicar a tan tremendo mal es una federación general entre Bolivia, el Perú y Colombia, más estrecha que la de los Estados Unidos, mandada por un Presidente y vicepresidente y regida por la constitución boliviana, que podrá servir para los estados en particular y para la federación en general, haciéndose aquellas variaciones del caso. La intención de este pacto es la más perfecta unidad posible bajo de una forma federal. La capital será un punto céntrico. Colombia deberá dividirse en tres estados, Cundinamarca, Venezuela y Quito; la federación llevará el nombre que se quiera; habrá una bandera, un ejército y una sola nación.

Dos piezas claves para la materialización de ese proyecto bolivariano de unidad hispanoamericana era la liberación de las Antillas españolas, al que el Libertador se consagró en alianza con el gobierno mexicano de Guadalupe Victoria, y que también se frustró por la abierta oposición de Estados Unidos. Así lo informó el propio Libertador a una delegación cubana, encabezada por José Aniceto Iznaga, que lo visitó en Caracas en 1827 en busca de su apoyo para la emancipación de la isla. Con razón años después exclamaría José Martí en su encendido discurso de Hardman Hall: “Piafaba aún, cubierto de espuma, el continente, flamígero el ojo y palpitantes los ijares, de la carrera en que habían paseado el estandarte del sol San Martín y Bolívar: ¡entre en la mar el caballo libertador, y eche de Cuba, de una pechada, al déspota mal seguro! Y ya ponía Bolívar el pie en el estribo, cuando un hombre que hablaba inglés, y que venía del Norte con papeles de gobierno, le asió el caballo de la brida, y le habló así!:Yo soy libre, tú eres libre, pero ese pueblo que ha de ser mío, porque lo quiero para mí, no puede ser libre!”.

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