Las tres independencias de República Dominicana

Por Sergio Guerra Vilaboy

La República Dominicana es el único país latinoamericano que declaró tres veces su emancipación. La primera, como ya contamos en Madre América, cuando el 30 de noviembre de 1821 el criollo José Núñez de Cáceres y el coronel negro Pablo Alí, al mando del Batallón de Pardos Libres, desarmaron a las tropas hispanas y proclamaron el Estado Independiente de la Parte Española de Haití. La ocupación de Santo Domingo por el nutrido ejército de Jean Pierre Boyer, el 8 de febrero de 1822, frustró la emergente nación, absorbida durante dos décadas por la república haitiana.

Para recobrar la efímera independencia, jóvenes criollos influidos por el liberalismo, como Juan Pablo Duarte, fundaron el 16 de julio de 1838 una organización secreta de matriz católica, que en honor a la Santísima Trinidad se llamó La Trinitaria. En 1843, la sublevación generalizada contra el régimen de Boyer, abrió un periodo de inestabilidad en Haití que facilitó proclamar por segunda vez la emancipación de Santo Domingo. Para lograr la separación, los trinitarios Francisco Rosario Sánchez y Matías Ramón Mella –Duarte estaba exiliado-, se aliaron al grupo aristocrático de Tomás Bobadilla, ex funcionario público de Boyer, y los prominentes hateros Pedro y Ramón Santana. Adelantándose a los planes de estos últimos para restablecer la soberanía española, y a los del rico propietario Buenaventura Báez, que buscaba la protección de Francia, el 27 de febrero de 1844 estalló la incruenta rebelión independentista que permitió ocupar la fortaleza Ozama, expulsar al ejército haitiano y fundar la República Dominicana.

Al año siguiente –al igual que en 1849 y 1855-, nuevas invasiones haitianas fueron derrotadas por las fuerzas de Pedro Santana. Gracias a su control del ejército, formado con sus propios peones, este militar depuso en 1844 al efímero gobierno provisional de Bobadilla y expulsó del país a Duarte, Sánchez y Mella. Un congreso constituyente le otorgó plenas facultades, de las que se valió para reprimir a sus opositores, entre ellos al patriota José Joaquín Puello (1847), aunque tendría que disputar el poder durante los siguientes tres lustros a su principal rival Buenaventura Báez. Finalmente, el 18 de marzo de 1861, Santana consiguió su objetivo y proclamó la anexión a España.

La historia de la recolonización española no sólo tenía que ver con el ruinoso estado de la economía y la permanente hostilidad haitiana, sino también con la amenaza expansionista de Estados Unidos, pues en octubre de 1860 unos norteamericanos se apoderaron de la isla dominicana de Alta Vela –rica en guano-, de donde fueron expulsados por Santana. Francisco del Rosario Sánchez, opuesto a la anexión a España, penetró desde Haití con algunos de sus partidarios, pero traicionado fue ejecutado el 4 de julio de 1861.

El nuevo periodo de dominación hispana en Santo Domingo fue breve. Las medidas restrictivas aplicadas por el poder colonial, entre ellas la sustitución de los funcionarios dominicanos por españoles -como el propio Santana, relevado como Capitán General (julio de 1862)- y la desilusión ante la prolongación del estancamiento económico, auparon el movimiento de restauración republicana, que comenzó con el levantamiento popular en Capotillo el 16 de agosto de 1863.

Los dominicanos hicieron una exitosa guerra de emboscadas y guerrillas que duró hasta el 3 de marzo de 1865, en la que se destacó el general mulato Gregorio Luperón. Al triunfo patriota también contribuyeron las enfermedades tropicales, que hicieron estragos en el ejército enemigo. Cuatro meses después de concluida la Guerra de la Restauración, con el restablecimiento por tercera vez de la República Dominicana, los criollos que habían combatido junto al ejército español en Santo Domingo, a las órdenes de Santana –muerto en junio de 1864-, fueron retirados por la metrópoli al oriente de Cuba. Por esas paradojas de la historia, muchos de ellos, como los oficiales dominicanos Modesto Díaz, los hermanos Marcano y Máximo Gómez, tendrían un papel muy relevante en las guerras de liberación de la Mayor de las Antillas desde el grito de Demajagua el 10 de octubre de 1868.

Fuente: www.informefracto.com – 14 de agosto de 2020

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