La fugaz revolución paraguaya de 1936

Sergio Guerra Vilaboy

La crisis económica mundial de 1929 trajo una década de revoluciones frustradas en América Latina. Combinada con las duras consecuencias de la Guerra del Chaco (1932-1935), provocó en febrero de 1936 la única revolución con perspectivas sociales de Paraguay en toda su atribulada historia contemporánea.

Aunque este país había vencido a Bolivia en la sangrienta contienda fronteriza, estaba en una profunda depresión, agravada por los enormes gastos de guerra. A los reclamos de los más de cien mil combatientes desmovilizados de extracción campesina, que exigían soluciones a la pavorosa miseria de sus familias, se sumaban las inquietudes sociales de la oficialidad nacionalista, preocupada también por el destino de los territorios conquistados.

Una ola de manifestaciones, huelgas y protestas públicas sacudían al gobierno de Eusebio Ayala, quien en diciembre de 1935 expulsó del país al coronel Rafael Franco, héroe de la guerra del Chaco. Pero el 17 de febrero de 1936 el mandatario liberal fue derrocado por un extendido movimiento militar de sus partidarios dentro del ejército.

En cuanto Franco regresó de su breve exilio, se hizo cargo de la presidencia y lanzó la Proclama del Ejercito Libertador. A continuación ilegalizó al Partido Liberal, considerado responsable de todos los problemas existentes, disolvió el parlamento y derogó la aborrecida constitución de 1870, impuesta por los vencedores en la Guerra de la Triple Alianza.

El renacimiento del patriotismo dominó al país. El mariscal López fue declarado héroe nacional ejemplar y derogadas todas las disposiciones en su contra, reivindicación extendida a su padre y al doctor Francia, proclamados beneméritos de la patria. El 12 de octubre de 1936, sus restos fueron depositados en el nuevo Panteón Nacional de los Héroes y cambiados nombres de calles y plazas para rememorar a las figuras principales de aquella epopeya.

Al mismo tiempo, los febreristas, como se llamaba a los seguidores de Franco, promulgaron una reforma agraria democrática, para devolver a los campesinos las tierras enajenadas entre 1883 y 1885 y entregar parcelas a los veteranos del Chaco. Las medidas sociales también incluyeron la jornada de ocho horas, el establecimiento de la asistencia médica en los centros fabriles, la congelación de alquileres y arriendos, aumentos salariales, la prohibición del pago en vales y la creación de más de cuatrocientas escuelas.

Asimismo se fundaron nuevas instituciones estatales, entre ellas el Patronato Nacional de los Indígenas y el Departamento de Trabajo, que propició un congreso obrero unitario. Como resultado del cónclave surgió la Confederación de Trabajadores Paraguayos (CTP), integrada por casi setenta sindicatos con más de cincuenta mil miembros, orientada por el legalizado Partido Comunista, que llamaba a fortalecer el gobierno con un frente popular.

La demostración de fuerza del movimiento obrero realizada el 1 de mayo de 1936, alarmó a las clases dominantes y a la derecha, que presionaron a Franco para detener las transformaciones populares. Después de tres meses de ásperas contradicciones dentro del gobierno entre dos vertientes del nacionalismo, la socialista-antimperialista y la conservadora-profascista, esta última terminó por imponerse, abriéndose la persecución de partidos, sindicatos y otras asociaciones no promovidas por el propio Estado y la recién fundada Unión Nacional Revolucionaria (Febrerista).

Para la vieja oligarquía y los grandes intereses económicos este retroceso no era suficiente, pues querían liquidar de un plumazo todas las conquistas sociales y detener la agitación popular, para lo que el presidente Franco era un obstáculo. Confabulados con la alta oficialidad derechista, el 13 de agosto de 1937 el mandatario popular fue derrocado y expulsado del país, iniciando un largo exilio, que salvo el paréntesis de 1946-1947, se prolongaría por más de veinte años. Tras su regreso definitivo a su tierra natal (1963), el prestigioso febrerista, que había sido aclamado por el pueblo de Asunción en el desfile por la victoria del Chaco, vivió los diez últimos años de su vida solitario y olvidado en un garaje, adaptado como habitación.

Fuente: www.informefracto.com – 10 de agosto de 2021

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