40 años después: recordando al abogado e historiador argentino Rodolfo Ortega Peña

Asesinado por la Triple A

Con una extraordinaria capacidad de síntesis y una oratoria brillante, en 1973 el argentino Rodolfo Ortega Peña dictaba sus clases de Historia de América en la convulsionada Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires. Uno podía compartir calurosamente o disentir airadamente, pero nunca sentirse indiferente a su fascinante y dinámica exposición oral. 

 

Arriba: Apuntes (I) escritos por Rodolfo Ortega Peña en 1973. Colección privada.

Compartía el dictado de las clases teóricas con Eduardo Luis Duhalde (1). Nunca se sabía cuál de ellos estaría en el teórico, porque bandas armadas parapoliciales compelían a las Parcas a cortar el fino hilo que mantenía con la vida a Ortega Peña.

Nervioso, gran fumador, organizó para los alumnos de historia el famoso juicio a Bartolomé Mitre.(2) En este juego de rol, los alumnos asumieron el papel de la fiscalía, la defensa y de testigos como si fueran políticos y personalidades coetáneas del político e historiador padre de la Historia oficial argentina.

El jurado compuesto por tres alumnos a pesar de los testimonios en contra de Mitre por haber participado en la guerra del Paraguay y en la represión interna de los sectores subalternos que podríamos catalogar como nacional y popular terminó considerando que el ex presidente argentino de alguna manera representaba el progreso porque había logrado la unificación nacional.

No creo que Ortega Peña buscaba ese resultado final, sin embargo respetó el veredicto. La experiencia fue un revulsivo más en aquellos agitados años de confrontaciones cada vez más intensas entre los distintos partidos políticos, y las diferentes facciones del propio peronismo gobernante.

Su asesinato preanunció lo que estaba por venir. Mientras tanto alguno de los otros profesores amenazados optaron por el exilio externo y, poco después de la dictadura de 1976, el «exilio» interno aunque muchos fueron triturados por el terrorismo de Estado. El permaneció fiel a sus convicciones y bajando de un taxi fue asesinado frente a su compañera.

Carolina Crisorio

Arriba: Apuntes (II) escritos por Rodolfo Ortega Peña en 1973. Colección privada.

 

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Rodolfo Ortega Peña fue «un indisciplinado que rompió con estructura familiar, con el mandato paterno y lo que que se esperaba de él, que rompió con el encuadre universitario y rompía también dentro del movimiento peronista».

«[…] no muere durante el último terrorismo de Estado. Lo mata la Triple A (3). Por lo tanto hasta su muerte es indisciplinada, porque no es cómoda para el arco peronista ni para sus compañeros, porque como toda muerte que duele, nos hace interrogarnos una y otra vez acerca de las circunstancias y el contexto del proceso que se estaba dando entonces!»

«Mi padre fue un indisciplinado que rompió convenciones y cuya muerte aún hoy produce escozor». Ramiro Ortega (4)

Fuente: «Ortega Peña: emotivo homenaje al cumplirse 38 años de su asesinato por la Triple A». Agosto 2012.

http://memoria.telam.com.ar/noticia/rodolfo-ortega-pena–emotivo-homenaje_n1483

 

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A 40 años del asesinato de Rodolfo Ortega Peña

Las huellas del crimen

La Comisión por la Memoria bonaerense recuperó archivos de la Dipba y el Ejército que muestran el espionaje que se venía realizando sobre Ortega Peña, luego asesinado por la Triple A.El 31 de julio de 1974, al año de jurar que “la sangre derramada no será negociada” y tras honrar ese compromiso desde su banca de diputado, Rodolfo Ortega Peña fue asesinado por la Triple A, banda parapolicial a la que llegó a denunciar en el último tramo del gobierno de Juan Domingo Perón. Abogado laboralista, defensor de presos políticos, periodista, escritor, historiador, estudiante de filosofía, pero ante todo militante revolucionario, intelectual comprometido con su pueblo, Ortega Peña, contra lo que sugieren sus últimas imágenes, tenía sólo 38 años. A cuarenta del asesinato, el periodista Pablo Waisberg, coautor junto a Felipe Celesia de La ley y las armas. Biografía de Rodolfo Ortega Peña (Aguilar, 2007), difundió en el portal Infojus los registros recuperados por la Comisión por la Memoria bonaerense del archivo de la ex Dirección de Informaciones de la Policía provincial (Dipba), que incluye informes propios y del Ejército.

El primer informe data de 1965 y trata sobre los Centros Organizadores Nacionales de Orientación Revolucionaria, que Ortega Peña impulsó junto a Eduardo Luis Duhalde. Lo “habrían constituido un grupo de amigos intelectuales”, apuntó la Bonaerense en referencia al armado que incluyó entre otros a José Hernández Arregui y John William Cooke. El objetivo era ir “aglutinando a las izquierdas peronistas que concluirán con el mito de la tercera posición”, para lo cual trabajarían “dentro de los tres sectores base para la vida del país: Iglesia, Ejército e Industria”, resumieron los agentes del entonces Servicio de Informaciones (Sipba).

En 1969 apuntaron el nombre de Ortega Peña como “integrante de la Comisión Nacional Pro-Repatriación de los restos del brigadier general Don Juan Manuel de Rosas” y presenciando una misa en memoria de los caídos en el combate de Vuelta de Obligado, sobre la que informó el diario Clarín. Ya en 1971, durante la dictadura de Agustín Lanusse, registraron su nombre, pero como ausente “por motivos que se desconocen”, en una conferencia de prensa de la CGT de los Argentinos para denunciar “los atropellos que se cometen contra los ciudadanos, principalmente en el orden político y gremial”. En el verano de 1971, con Ortega Peña ya convertido en defensor de presos políticos, la Dipba apuntó infidencias de una cena en San Carlos de Bolívar, el pueblo de su esposa. El seguimiento –según informó Waisberg– lo había pedido el intendente del pueblo, incómodo por la presencia de quien defendía a los detenidos por el secuestro de Pedro Eugenio Aramburu.

El 18 de agosto de 1972, la Bonaerense tomó nota de la detención de Ortega Peña recién llegado a Rawson, tres días después de la fuga del penal que ridiculizó al gobierno de Lanusse. Días después, consumados los fusilamientos en la Base Aeronaval Almirante Zar, también fue anoticiada de su presencia en Punta Alta, en el hospital de la Base Naval de Puerto Belgrano, para intentar tomar contacto con los tres sobrevivientes de la masacre de Trelew.

Uno de los documentos más detallados recuperados por la Comisión de la Memoria que se refiere a la militancia de Ortega Peña es un informe de la SIDE de octubre de 1972 sobre la Asociación Gremial de Abogados y el Foro de Buenos Aires por la Vigencia de los Derechos Humanos. Entre los “objetivos perfectamente definidos y selectivos” de ambas entidades se destacan “asumir la defensa de la casi totalidad de los elementos detenidos por actividades subversivas”, “reunir testimonios sobre presuntos apremios ilegales” y asesorar a “los elementos subversivos” sobre “técnicas para contrarrestar los interrogatorios policiales y judiciales”. Concluye la SIDE que la Gremial de Abogados y su “apéndice” constituyen “uno de los tantos instrumentos montados por el comunismo internacional”, “un verdadero aparato montado al servicio de la subversión”.

El último documento, de marzo del ’73, trata de “reuniones sobre los presos políticos” y lleva la firma del coronel Alberto Valín, jefe de la Dirección General de Inteligencia del Ejército. Registra reuniones en “medios sindicales justicialistas” y la reimpresión de los testimonios de los sobrevivientes de la masacre de Trelew y la conferencia de prensa posterior, de la que participó Ortega Peña. Valín apunta que “se ignora dónde fueron impresos y quiénes lo financiaron”, preguntas que luego llevarían a las mesas de tortura. “Uno de los abogados que más insiste sobre este problema es Ortega Peña, y sería su intención llevar el asunto hasta los estrados del próximo cuerpo legislativo”, advirtió Valín, que años después se convertiría desde el Batallón de Inteligencia 601 del Ejército en uno de los cerebros de la coordinación del terrorismo de Estado.

Fuente: Página 12. 4 de agosto de 2014

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-252187-2014-08-04.html

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Ortega Peña: el abogado del diablo

Por: Agustín Comas

[…] Cuando se habla de Rodolfo Ortega Peña, es imposible no mencionar a Eduardo Luis Duhalde, actual secretario de Derechos Humanos de la Nación. La amistad y los proyectos políticos y personales los unieron de tal manera, que se convirtieron en casi dos personas inseparables.
Ortega Peña, en afán de darle respuesta a su interés revolucionario, había comenzado a militar en el Frondizismo y luego en el Partido Comunista, aunque su paso fue muy corto. Duhalde, en cambio, provenía de una militancia universitaria vinculada a Palabra Obrera que practicaba el entrismo en las bases sindicales.

Juntos, comenzarían su proceso de “peronización”, a finales de los 50, a través del acercamiento a la Resistencia Peronista, por medio de César Marcos, un dirigente histórico de la Resistencia. Ese proceso los terminaría convirtiendo en asesores legales de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM), famosa por su gran poder dentro de los sindicatos y por su tristemente célebre dirigente: Agustín Timoteo Vandor, recordado por siempre como un traidor a los trabajadores.

Allí reside una de las claves de la vida de Ortega Peña, que se vería en los años siguientes: su capacidad para ocupar, dentro de los movimientos, en un lugar importante. Convertirse en abogados de la UOM (el sindicato más poderoso), sacaría a la luz la vocación de poder de los jóvenes.

Los autores de la La ley y las armas sostienen, en ese sentido, que el hecho de su paso por la UOM marca el oportunismo en la política de acomodarse con los grandes, aunque tanto Duhalde como Ortega Peña no despreciaban las conducciones sindicales ni las minimizaban; ellos creían que había que dotar de ideología esas conducciones, no había que apartarlas o marginarlas, sino que, por el contrario, había que educarlas.

Dentro de esa militancia como abogados de la UOM, sucedería uno de los hechos que marcaría los años 60: el secuestro y la desaparición de Felipe Vallese, obrero metalúrgico, delegado, y miembro de la Resistencia Peronista. Tres años después, en 1965, y en conmemoración del tercer aniversario del secuestro y desaparición del joven obrero, para acallar las voces en alzas que reclamaban el lento y casi nulo actuar del gremio en el caso, la UOM editaría el libro Felipe Vallese: Proceso al sistema, de autoría de Ortega Peña y Duhalde, en el que junto con la investigación, se reseñaban las acciones del sindicato en el caso “Vallese”. El libro, si bien se montó sobre la investigación previa realizada por el periodista Pedro Leopoldo Barraza, marcaría una nueva bisagra en las vidas de Ortega Peña y Duhalde, que comenzaría a alejarlos del Gremio. Ya con el golpe de Estado comandado por Onganía, el alejamiento pasó a ser definitivo, cuando Vandor comienza a tener un diálogo amistoso con el Gobierno.La defensa de Vélez y la intervención en el juicio de Aramburu, les trajo un reconocimiento. A partir de allí, distintas organizaciones, entre ellas el PRT, comenzaron a acudir a Ortega Peña y a Duhalde para la defensa de los distintos militantes que iban siendo detenidos. Según comenta Pedro Cazes Camarero, “acudir a ellos fue iniciativa de Santucho. Además, tenían otros objetivos: contactarse políticamente con otras organizaciones e iniciar un diálogo para captarlos políticamente”, sostiene en La ley y las armas.

El avance represivo de parte del Estado, las múltiples detenciones a militantes y los distintos atentados que iban sufriendo los abogados defensores de trabajadores y presos políticos, llevarían a la conformación de una experiencia inédita en la historia argentina. “La Gremial de Abogados”, organización que surgió por impulso de Ortega Peña, Mario Hernández y Roberto Sinigaglia, y que agrupaba a cerca de ochenta abogados provenientes de distintas vertientes ideológicas, pero que fundamentalmente se dedicarían a la defensa de los distintos presos políticos a través de un “sistema de turnos”.

Ortega Peña y Duhalde asumirían luego la defensa de los presos políticos del ERP por el secuestro del gerente de FIAT en Argentina, Oberdan Sallustro. Además de tomar nuevamente uno de los casos más renombrados en esa época, los obligaría a intervenir directamente ante la Masacre de Trelew en agosto de 1972, penal en donde se encontraban sus defendidos.

En el posterior juicio por el secuestro y asesinato a Sallustro, en medio de la campaña electoral de 1973, sostienen los autores que “Ortega Peña tuvo una posición fuerte cuando se planteó la estrategia; planteó que la defensa debía ser un juicio contra las transnacionales, un juicio que cambiara el eje”, lo que se denomina un “Juicio de ruptura”, de denuncia del sistema…

Fuente: Sudestada Nro. 63 – Octubre 2007. Ver

http://www.revistasudestada.com.ar/web06/article.php3?id_article=431

NOTAS

(1) Eduardo Luis Duhalde fue Secretario de Derechos Humanos de la Nación (Argentina)

(2) Otro juicio a Mitre también se realizó en esos días en la Facultad de Derecho.

(3) Triple A es Alianza Anticomunista Argentina, grupo parapolicial que amenazó y asesinó opositores durante el tercer gobierno peronista.

(4)  Ramiro Ortega es hijo de Rodolfo Ortega Peña

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