En recuerdo del paraguayo Joel Atilio Cazal y su inclaudicable Koe-yú

Por Sergio Guerra Vilaboy

Fue a fines o a principios de julio de 1983 cuando lo conocí. Me encontraba en Caracas para participar en las sesiones del congreso sobre el Pensamiento Político Latinoamericano, con motivo de las actividades conmemorativas por el bicentenario del Libertador Simón Bolívar. La delegación cubana, encabezada por Flavio Bravo, entonces presidente de la Asamblea Nacional de la República de Cuba, estaba integrada por un nutrido grupo de intelectuales, entre ellos Francisco Pividal y Manuel Galich. Tuve la suerte de compartir la habitación con el doctor Galich, quien era director del Departamento de Teatro de la Casa de las Américas y mi maestro y compañero de cátedra en el Departamento de Historia de la Universidad de La Habana.

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