La lección que deja la pandemia. La salud pública

Por Sandra Russo

Desde Madrid, el veterano dirigente de Izquierda Unida Julio Anguita, tuiteó: “Recuerden esto cada vez que les digan ´la sanidad privada es más barata´. El coronavirus está poniendo en evidencia lo que ya sabíamos, que la sanidad privada es parasitaria de la pública. Empresas multimillonarias cuyo modelo de negocio depende de derivar pacientes graves a la pública y de desentenderse cuando pasa algo como esto”. Un enfermero del Hospital Central de Madrid –donde el equipo de gobierno está siendo testeado después de la ministra de Igualdad, Irene Montero, diera positivo, y su pareja, Pablo Iglesias, bridara con el rey–, informaba en un canal de televisión, ayer, que la situación dentro de los hospitales es caótica. Falta de todo. Desde insumos hasta personal. Falta planificación y dirección. Contratan personal médico temporario pero no hay partidas presupuestarias para contratar más personal de limpieza en esos hospitales colapsados.

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La Milán del Eternauta: cómo es vivir en la Italia cerrada por el coronavirus

El relato de una argentina

Por Josefina Torino

Escribo desde una Milán espectral. Desde la Milán del Eternauta. Desde el día de ayer, para salir de casa se necesita una declaración jurada (autocertificazione) donde se declare que salís de casa solamente para: hacer las compras en el supermercado o para ir a la farmacia, para ir a trabajar (y te la tiene que dar tu jefe) o por motivos de salud. Hay retenes policiales en las ciudades de toda Italia. Puede suceder que la policía te pida la declaración. Multas y arrestos para quien infrinja estas restricciones. Como hija de la primavera de la democracia del 85 ésta es para mi la pesadilla cívica más grande que hay. La gente está asustada, enojada con sus conciudadanos. En el sur de Italia la gente denunció a quienes escaparon del norte tras el decreto que dictaminó que once provincias serían declaradas zonas rojas (máximos centros de contagio) diciendo que ponían en riesgo a la población del sur, hasta ese entonces con menos casos que en el norte. Y con menos infraestructura para aguantar una emergencia sanitaria. Parecía una vendetta histórica. Mi suegro siciliano me cuenta que cuando llegó a Turín para estudiar en la universidad encontraba carteles que decían: No se alquilan casas a meridionales, es decir, a personas de Roma para abajo. Después del Diego, el coronavirus parecía el vengador 2.0. No le abrimos la puerta a los resfriados del norte.

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