Carta de María Guadalupe Cuenca a su esposo, Mariano Moreno. 20 de abril de 1811.

Buenos Aires, 20 de abril de 1811.

Mi amado Moreno de mi corazón: me alegraré que lo pases bien en compañía de Manuel, nosotras quedamos buenas y nuestro Marianito un poco mejorado, gracias a Dios. Te escribí con fecha de 10 o 11 de éste, pero con todo vuelvo a escribirse porque no tengo día más bien empleado que el día que paso escribiéndote y quisiera tener talento y expresiones para poderte decir cuanto siente mi corazón, ay, Moreno de mi vida, qué trabajo me cuesta el vivir sin vos, todo lo que hago me parece mal hecho, hasta ahora mis pocas salidas se reducen a lo de tu madre; no he pagado visita ninguna, las gentes, la casa, todo me parece triste, no tango gusto para nada, van a hacer tres meses que te fuiste pero ya me parecen tres años; estas cosas que acaban de suceder con los vocales, me es un puñal en el corazón, porque veo que cada día se asegura más Saavedra en el mando, y tu partido se tira a cortar de raíz, pero te queda el de Dios, pues obrando por la razón y con virtud no puede desampararnos Dios; no ceso de encomendarte para que te conserve en su Gracia y nos vuelva a unir cuanto antes porque ya vos me conoces que no soy gente sino estando a tu lado; sólo Dios sabe la impresión y pesadumbre tan grande que me ha causado tu separación porque aun cuando me prevenías que pudiera ofrecérsete algún viaje, me parecía que nunca había de llegar este caso; al principio me pareció sueño y ahora me parece la misma muerte y la hubiera sufrido gustosa con tal de que no te vayas. Sigue leyendo

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno a su esposo. 9 de mayo de 1811.

Buenos Aires, mayo 9 de 1811.

Mi amado Moreno de mi corazón, me alegraré que estés bueno, toda la familia queda buena, pero yo penando siempre con los dientes, y el dolor en las costillas, que unos días más, otros menos, me mortifica mucho, y algunas veces me hace desconfiar de volverte a ver; esta memoria me deja sin sentidos, de pensar morirme, desamparada de mi Moreno, del único consuelo que tengo, del único padre, y del marido más querido de su mujer, y de dejar a mi Marianito, por el que te pido me hagas llevar si no se te sigue perjuicio, que yo iré gustosa aunque pase dos mil trabajos, porque como yo no aspiro más que a estar a tu lado, servirte, cuidarte, y quererte cada día más de lo mucho que te quiero, toda mi felicidad se funda en que vivas; y yo a tu lado, y así, día y noche, te encomiendo a Dios, para que te dé muchos años de vida, y nos veamos pronto; no me consuela otra cosa más que cuando me acuerdo las promesas que me hiciste los últimos días antes de tu salida, de no olvidarte de mí, de tratar de volver pronto, de quererme siempre, de serme fiel, porque a la hora que empieces a querer a alguna inglesa adiós Mariquita, Sigue leyendo

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno. Buenos Aires, 9 de junio de 1811

Buenos Aires, 9 de junio de 1811

Luego de la Revolución iniciada el 25 de Mayo de 1810 también se incorporaron cambios a la moda.

Mi querido Moreno de mi corazón, me alegraré que lo pases bien: yo y toda la familia quedamos buenas, pero ya te puedes hacer cargo como estará mi corazón con tu ausencia y cada día se aumenta más mi pesadumbre al ver que se cumplen cuatro meses, diez y ocho días, de tu salida, y todavía no tengo el consuelo de recibir carta tuya; unos ratos le pido a Dios paciencia para esperar tus cartas y tu vuelta, otros ya me parece que me has olvidado, que ni por la imaginación se pasa tu Mariquita, con estos y otros pensamientos, todos tuyos, me paso los días y las noches; desahogo mi corazón con llorar; no tengo más desquite que mis lágrimas, pero después de atormentarme con estos pensamientos, te pido perdón, y me acuerdo lo que siempre me decías que siendo yo buena con vos lo habías de ser conmigo: sí, mi amado Moreno, sí lo soy y lo seré hasta mi muerte, pero mi querido Moreno si ves que tu comisión es para largo tiempo mándame llevar; Sigue leyendo

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno, Buenos Aires.  21 de junio de 1811.

21 de junio de 1811

Izquierda: «La vendedora de tortas» Litografía del suizo César Hipólito Bacle (1797-1838) que estuvo desde 18928 en Buenos Aires.


Mi querido Moreno de mi corazón:

me alegraré que ésta te halle con perfecta salud como mi amor lo desea, nosotras quedamos buenas, a Dios gracias, pero con la pesadumbre de no saber de vos en cinco meses que se cumplen mañana. Ya te puedes hacer cargo cómo estaré sin saber de vos en tantos meses que cada uno me parece un año, cada día te extraño más, todas las noches sueño con vos, ah, mi querido Moreno, cuántas veces sueño que te tengo abrazado pero luego me despierto y me hallo sola en mi triste cama, la riego con mis lágrimas, de verme sola, y que no solo no te tengo a mi lado sino que no sé si te volveré a ver, y quién sabe si mientras esta ausencia no nos moriremos alguno de los dos, pero en caso de que llegue la hora sea a mí Dios mío, y no a mi Moreno, pero Dios no lo permita que muramos sin volvernos a ver. Sigue leyendo

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno, Buenos Aires, 23 de junio de 1811.

23 de junio de 1811

Derecha: Recova de Buenos Aires del británico Emeric Essex Vidal. 1817.

Mi querido Moreno de mi corazón:

acaba de mandar doña Mercedes Lasala a ver si quiero escribirte, aunque hace ya días que te escribí vuelvo a hacerlo por no dejar de hablarte aunque sea por media de estos cuatro renglones, y te incluyo esa «Gaceta»; no te escrito más largo porque no hay más tiempo que un ratito; ha visto hoy tu madre carteles en las esquinas para que acusen a Belgrano, el que tenga de qué para hacerle el consejo, y adiós mi querido Moreno, no te olvides de mí, recibe memorias de todas, tu mujer que te ama más que a sí misma.

Mariquita. Sigue leyendo

Carta de María Guadalupe Cuenca a Mariano Moreno. Buenos Aires, 29 de julio de 1811.

29 de julio de 1811

Mi amado Moreno de mi corazón:

me alegraré de que estés bueno, gordo, y contento, yo, tu hijo, y demás familia quedamos buenas a Dios gracias; esta mañana estuvo don Alejandro el viejo, a decirme si quería escribirte, para mí no hay oferta más agradable que ésta, y así quisiera que todos los días hubiera proporción, para hacerlo, y te he escrito tantas cartas que si las recibes todas quizás te incomoden y te canses de leer tanta majadería, Sigue leyendo