Roland T. Ely, el último de los mohicanos

Por Sergio Guerra Vilaboy

A fines de los años noventa, Oscar Zanetti me comentó sorprendido que había visto en La Habana, en un congreso de cientistas sociales, especialistas en el Caribe, al historiador estadounidense Robert T Ely. Ambos creíamos que había fallecido, pues sus libros más conocidos se habían publicado en Cuba hacía cuatro décadas y desde entonces no sabíamos de su paradero. Me refiero a sus valiosas obras La economía cubana entre las dos Isabelas, 1492 y 1832 (1959) y Comerciantes cubanos del siglo XIX (1960), editadas en La Habana con prólogos de Julio Le Riverend y Ramiro Guerra respectivamente.

Roland Taylor Ely (1924-2014), nació en Filadelfia, Estados Unidos, en una familia emparentada con uno de los fundadores de Pennsilvania. Graduado en la Universidad de Princeton (1946), culminó sus estudios de maestría (1949) y doctorado (1959) en Harvard. Siguiendo la recomendación de uno de sus profesores, se especializó en la historia del azúcar en Cuba, favorecido por la circunstancia de que un pariente suyo –cuyos descendientes le abrieron las puertas de la intelectualidad y la alta sociedad habanera de la década del cincuenta-, había sido propietario de un ingenio en las cercanías de Santiago de Cuba, arruinado durante la Guerra de los Diez Años (1868-1878).

Desde entonces, Ely escudriñó papeles en archivos de Estados Unidos, Cuba y otros países, incluyendo los pertenecientes al comerciante decimonónico cubano Tomás Terry, así como los de Julio Lobo, el principal magnate azucarero de la Mayor de las Antillas en la primera mitad del siglo XX. Como resultado de su enjundiosa labor no sólo salieron sus dos libros ya mencionados, sino también su monumental, Cuando reinaba su Majestad el azúcar. Estudio histórico-sociológico de una tragedia latinoamericana: el monocultivo en Cuba. Origen y evolución del proceso, publicada por primera vez en Buenos Aires (1963). Esta obra, que es única en su género y está basada en su tesis doctoral, fue elaborada, como confiesa su propio autor, bajo la influencia del texto paradigmático del brasileño Gilberto Freyre: Casa Grande y Senzala, Introducción a la historia de la sociedad patriarcal en Brasil (1934). El libro de Ely fija su atención en la experiencia empresarial del banquero y comerciante estadounidense Moses Taylor –el más importante negociador azucarero entre New York y Cuba en el siglo XIX- y las consecuencias sociológicas de su labor para el proceso productivo, así como para la sociedad y la economía en su conjunto.

El triunfo de la Revolución Cubana acentuó la vocación latinoamericanista de Ely y su compromiso con los pueblos de Nuestra América. En abril de 1959, cuando Fidel Castro visitó durante dos días la Universidad de Princeton en New Jersey, estuvo entre los organizadores de su programa académico, que incluía la conferencia inaugural del entonces Primer Ministro cubano en el seminario “The United States and the revolutionary spirit”, a quien además dio hospedaje en su propia casa.

Roland T Ely fue también profesor en las universidades de Rutgers y Northern Illinois. Gracias a la obtención de la beca Fullbright pudo recorrer varios países del continente, así como de Europa y Asia, donde ofreció conferencias y cursos. En los últimos años de su vida se radicó en Mérida (Venezuela), donde fue docente en la Universidad de Los Andes, que le otorgó la condición de Profesor Emérito. Además, fue Investigador Asociado en el Instituto Venezolano de Estudios Sociales y Políticos de Caracas.

En los primeros años de este siglo fue un visitante habitual en la Universidad de La Habana, donde muchas veces conversamos. En una ocasión, en señal de amistad, me obsequió un par de monedas antiguas de Estados Unidos, que conservo en mi estudio, junto a la edición cubana de Cuando reinaba su majestad el azúcar (2001) que me firmó como “el último de los mohicanos”, pues se consideraba “el sobreviviente solitario” de los investigadores sobre la plantación azucarera cubana “y el único extranjero”. Esa nueva edición empastada de su ya clásica obra, purgada de numerosos errores de traducción –corregidos con la ayuda de su esposa Usha Bali- y con prólogo de Eduardo Torres Cuevas, lleva impresa la siguiente dedicatoria:

“Al pueblo de Cuba, con toda la devoción de un sincero estudioso que ha dedicado la mayor parte de su vida al mejor entendimiento interamericano. R.T.E.”

Fuente www.informefracto.com – 10 de septiembre de 2019

Publicado por ADHILAC Internacional © www.adhilac.com.ar

Si Ud. desea asociarse de acuerdo a los Estatutos de ADHILAC (ver) complete el siguiente formulario (ver)

E-mail: info@adhilac.com.ar

Twitter: @AdhilacInfo

Ver Presentación de ADHILAC