Testamento de Manuel Belgrano. 25 de mayo de 1820.

Testamento


Manuel Belgrano. Casa Histórica, San Miguel de Tucumán. Foto: Carolina Crisorio

“En el nombre de Dios y con su santa gracia amén. Sea notorio como yo, Dn.

Manuel Belgrano, natural de esta ciudad, brigadier de los ejércitos de las Provincias Unidas en Sud América, hijo legítimo de Dn. Domingo Belgrano y Peri, y Da. María Josefa González, difuntos:  estando enfermo de la (enfermedad) que Dios Nuestro Señor se ha servido darme, pero por su infinita misericordia en mi sano y entero juicio, temeroso de la infalible muerte a toda criatura e incertidumbre de su hora, para que no me asalte sin tener arregladas las cosas concernientes al descargo de mi conciencia y bien de mi alma, he dispuesto ordenar este mi testamento, creyendo ante todas cosas como firmemente creo en el alto misterio de la Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres personas distintas y un solo Dios verdadero, y en todos los demás misterios y sacramentos que tiene, cree y enseña nuestra Santa Madre Iglesia Católica Apostólica Romana, bajo cuya verdadera fe y creencia he vivido y protesto vivir y morir como católico y fiel cristiano que soy, tomando por mi intercesora y abogada a la Serenísima Reina de los Angeles María Santísima, madre de Dios y Señora nuestra, a su amante esposo el señor San José, al Angel de mi Guarda, santo de mi nombre y devoción y demás de la corte celestial, bajo de cuya protección y divino auxilio otorgo mi testamento en la forma siguiente:

“1a. Primeramente encomiendo mi alma a Dios Nuestro Señor, que la crió de la nada, y el cuerpo mando a la tierra de que fue formado, y cuando su Divina Majestad se digne llevar mi alma de la presente vida a la eterna, ordeno que dicho mi cuerpo, amortajado con el hábito del patriarca Santo Domingo, sea sepultado en el panteón que mi casa tiene en dicho convento, dejando la forma del entierro, sufragios y demás funerales a disposición de mi albacea.

“2a. Item, ordeno se dé a las mandas forzosas y acostumbradas a dos reales con que las separo de mis bienes.

“3a. Item, declaro: Que soy de estado soltero, y que no tengo ascendiente ni descendiente.

“4a. Item, declaro: Que debo a Dn. Manuel de Aguirre, vecino de esta ciudad, dieciocho onzas de oro sellado, y al Estado seiscientos pesos, que se compensará en el ajuste de mi cuenta de sueldos, y de veinticuatro onzas que ordeno se cobre por mi albacea, y presté en el Paraguay al Dr. Dn. Vicente Anastasio de Echevarría, para la compra de una mulata – Cuarenta onzas de que me es deudor el brigadier Dn. Cornelio Saavedra, por una sillería que le presté cuando lo hicieron Director; dieciséis onzas que suplí para la Fiesta del Agrifoni en el Fuerte, y otras varias datas: tres mil pesos que me debe mi sobrino Dn. Julián Espinosa por varios suplementos que le he hecho.

“5a. Para guardar, cumplir y ejecutar este mi testamento, nombro por mi albacea a mi legítimo hermano el Dor. D. Domingo Estanislao Belgrano, dignidad de chantre de esta Santa Iglesia Catedral, al cual respecto a que no tengo heredero ninguno forzoso ascendiente ni descendiente, le instituyo y nombro de todos mis acciones y Dros. presentes y futuros. Por el presente revoco y anulo todos los demás testamentos, codicilos, poderes para testar, memorias, u otra cualesquiera otra disposición testa¬mentaria que antes de ésta haya hecho u otorgado por escrito de palabra, o en otra forma para que nada valga, ni haga fe en juicio, ni fuera de él excepto este testamento en que declaro ser en todo cumplida mi última voluntad en la vía y forma que más haya lugar en Dro. En cuyo testimonio lo otorgo así ante el infrascrito escribano público del número de esta ciudad de la Santísima Trinidad, puerto de Santa María de Buenos Aires, a veinticinco de mayo de mil ochocientos veinte. Y el otorgante a quien yo dho. escribano doy fe conozco, y de hallarse al parecer en su sano y cabal juicio, según su concertado razonar, así lo otorgo y firmo, siendo testigos llamados y rogados don José Ramón Mila de la Roca, Dn. Juan Pablo Sáenz Valiente, y Dn. Manuel Díaz, vecinos. M. Belgrano (firma). Narciso de Iranzuaga (firma) Escribano Público».

Cfr: Anales del Instituto Nacional Belgraniano, Nº 6, Buenos Aires, 1993, p.p. 133-135.

NOTA

En la Historia de Belgrano y de la independencia argentina Bartolomé Mitre sostiene que tomó medidas para ser sepultado en la Iglesia de Santo Domingo muy próxima a donde había nacido. Nombró patrono de las escuelas que había fundado a su hermano el canónigo Domingo Estanislao Belgrano. Le dejó su retrato y le encargó en secreto que se ocupara de sus deudas y, en secreto de su hija Manuela Mónica del Corazón de Jesús Belgrano. Había mantenido una fogosa relación con la joven tucumana Dolores Helguero a quien le había prometido matrimonio. Cuando quedó embarazada, Belgrano estaba en los frentes de batalla, por lo cual su familia la obligó a casar con Rivas. Sin embargo, el mantuvo el contacto con Dolores Helguera y su hija hasta que partió a Buenos Aires muy enfermo.

En 1802 Belgrano y María Josefa Ezcurra se conocen. Pero ella estaba casada. Cuando estalla la Revolución de mayo su esposo parte a la metrópoli. Ella sigue a Belgrano. Cuando en 1812 queda embarazada regresa a Buenos Aires. Su hermana, Encarnación Ezcurra y su esposo Juan Manuel de Rosas se hicieron cargo del hijo de Manuel y María Josefa y lo adoptaron como Pedro Rosas y Belgrano (1813-1863).

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