La revolución en América Latina de Manfred Kossok

Por Sergio Guerra Vilaboy

Por Sergio Guerra Vilaboy

Ya había leído algunos de los sugerentes textos del profesor alemán Manfred Kossok (1930-1993), entre ellos El Virreynato del Río de la Plata. Su estructura económica y social (1959), cuando lo recibí en 1978 durante su primera visita a Cuba. Radicado en Leipzig (Alemania Oriental) después de terminada la Segunda Guerra Mundial, se especializó en temas de la historia comparada de América Latina, compulsado por su maestro Walter Markov, línea que reafirmó en posteriores estudios en Colonia bajo la orientación del conocido latinoamericanista Richard Konetzke.

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Federico Brito Figueroa, precursor de la historiografía marxista venezolana

Por Sergio Guerra Vilaboy

Vi por última vez al destacado historiador venezolano Federico Brito Figueroa (1921-2000) en su apartamento, situado en un alto edificio de Caracas, un año antes de su muerte, en abril de 1999. Pasé a saludarle acompañado por Carlos Oliva, entonces al frente de la inexplicablemente desaparecida Asociación por la Unidad de Nuestra América (AUNA), y guiado por mi entrañable amigo Arístides Medina Rubio, quien dirigía el Instituto de Estudios Hispanoamericanos de la Universidad Central de Venezuela. Brito acababa de ser nombrado por el presidente Hugo Chávez Rector de la Universidad José María Vargas y fuimos a felicitarlo. Recuerdo que hicimos un aparte, pues deseaba mandarle un mensaje privado al entonces embajador cubano Germán Sánchez, que trasmití en persona al día siguiente.

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Francisco Pérez Guzmán: el más modesto de los historiadores cubanos

Por Sergio Guerra Vilaboy

Por Sergio Guerra Vilaboy

Hace sólo unos meses, en una defensa de doctorado en la Universidad de La Habana del profesor panameño Luis Acosta, el coronel retirado Manuel Rojas, me habló de Panchito, como sus amigos llamábamos a Francisco Pérez Guzmán (1941-2006), con quien en 1961 había estudiado en la Escuela de Aviación de Sen Yang, en Manchuria, China. A Rojas lo identifiqué enseguida como el heroico piloto cubano derribado en tierras angolanas a fines de los ochenta, quien permaneció durante diez meses prisionero de la llamada Unión Nacional por la Independencia Total de Angola (UNITA), pues recordaba una entrevista por televisión a su hermano Pedrito Calvo –el conocido cantante de los Van Van– que lo mencionaba.

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Una apasionada martiana: Nydia Saravia

Por Sergio Guerra Vilaboy

No recuerdo bien cuando conocí a Nydia Saravia, aunque me parece que fue mi maestro y gran amigo Francisco Pividal quien me la presentó cuando trabajábamos en la creación de la Sección Cubana de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC), de la que ella fue fundadora en 1986 y dos años después su presidenta, hasta que en 1997 me pidió la sustituyera. Bajo su dirección, la ADHILAC-Cuba brilló en concurridas reuniones académicas respaldadas por Jorge Enrique Mendoza, entonces director del Instituto de Historia de Cuba. Por ello, en el encuentro de Sao Paulo (1990), Nydia resultó elegida vicepresidenta internacional de ADHILAC, cargo en el que fue reelegida en Querétaro en México (1990) y que mantuvo hasta el congreso de Pontevedra (2001) en España.

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Mi encuentro con Juan Bosch

Por Sergio Guerra Vilaboy

El domingo 30 de junio se cumplieron 110 años del natalicio del destacadísimo escritor y político dominicano Juan Bosch. Pude conversar con esta prominente personalidad de Nuestra América una sola vez, durante los primeros días del mes de agosto de 1980. Según un mensaje telefónico de Roberto Fernández Retamar, el ex presidente de la República Dominicana estaba en Cuba, y quería hablar conmigo sobre su obra De Cristóbal Colón a Fidel Castro. El Caribe frontera imperial.

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Manuel Galich: el verbo de la Revolución Guatemalteca

Por Sergio Guerra Vilaboy

El guatemalteco Manuel Galich López (1913-1984) ya era muy conocido cuando se estableció en Cuba en 1962, después de obtener el Premio Casa de las Américas el año anterior con su obra de teatro El Pescado Indigesto. Se había dado a conocer como dramaturgo desde fines de los años treinta con piezas como Papa Natas, el Canciller Cadejo o Entre cuatro Paredes, en las que se valía de una fina ironía y el juego de palabras. Desde su exilio en la Argentina sus piezas de teatro afinaron su filo político, ganando en lo satírico y en la denuncia social, a la vez que incorporaba innovaciones conceptuales, formales y temáticas. Combinando la tragedia y la comedia, creó admirables diálogos y situaciones de marcada proyección antimperialista y revolucionaria como puede apreciarse en El tren amarillo, drama del Caribe en tres actos (1955), Prohibido para menores (1956), La trata o El campanólogo (1959), El último cargo (1964), Mr. Tenor y yo (1975) y Teatrinos (1979).

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Enrique Sosa y sus estudios sobre las relaciones entre Cuba y Yucatán

Por Sergio Guerra Vilaboy

El historiador cubano Enrique Sosa Rodríguez (1930-2002) dedicó los últimos años de su vida al magisterio en Yucatán, ofreciendo cursos y formando doctores en Historia, así como a la investigación de los nexos entre la Mayor de las Antillas y la península yucateca. De sus indagaciones históricas y antropológicas nos quedan sus valiosos textos, Habanero campechano, en colaboración con Carlos Bojórquez Urzaiz y Luis Millet Cámara, Proyectos de invasión a Yucatán desde Cuba (1828-1829), ambos publicados por la Universidad Autónoma de Yucatán en 1996, y Vínculos históricos entre Yucatán y Cuba (inédito).

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Ricaurte Soler, un gran pensador de Nuestra América

Por Sergio Guerra Vilaboy

Conocí a Ricaurte Soler (1932-1994) en ocasión de su visita a Cuba, a mediados de los setenta, como jurado del Premio Casa de las Américas. Interesado en dialogar con colegas cubanos, lo recibí junto con otros profesores en la entonces Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana. Me impresionó descubrir en aquel hombre impecablemente vestido, con cierto aire de los cincuenta, una extraordinaria modestia, poco usual en una personalidad de su talla, pues con algo más de cuarenta años ya era considerado uno de los intelectuales más lúcidos de Nuestra América.

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En recuerdo del paraguayo Joel Atilio Cazal y su inclaudicable Koe-yú

Por Sergio Guerra Vilaboy

Fue a fines o a principios de julio de 1983 cuando lo conocí. Me encontraba en Caracas para participar en las sesiones del congreso sobre el Pensamiento Político Latinoamericano, con motivo de las actividades conmemorativas por el bicentenario del Libertador Simón Bolívar. La delegación cubana, encabezada por Flavio Bravo, entonces presidente de la Asamblea Nacional de la República de Cuba, estaba integrada por un nutrido grupo de intelectuales, entre ellos Francisco Pividal y Manuel Galich. Tuve la suerte de compartir la habitación con el doctor Galich, quien era director del Departamento de Teatro de la Casa de las Américas y mi maestro y compañero de cátedra en el Departamento de Historia de la Universidad de La Habana.

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