Por Sergio Guerra Vilaboy
Fue hace ya medio siglo cuando vi por primera vez a Aurea Matilde Fernández Muñiz (1929-2017) en el Anfiteatro Manuel Sanguily de la antigua Facultad de Humanidades de la Universidad de La Habana. Aquella elegante Vicedecana que dirigió el claustro, el primero en que participaba como alumno ayudante, sería poco después mi profesora de Historia de España, impresionando a todos mis compañeros de clase por su dominio de la materia y facilidad de expresión.
Nacida en Asturias (España) en una familia de maestros republicanos, debió exiliarse en Cuba con su madre Consuelo y tres pequeños hermanos después del asesinato de su padre José Fernández Rodríguez por los falangistas, en diciembre de 1936. Diez años después, la muerte de su madre, puso a la joven Aurea Matilde ante nuevos retos. Desde 1957 comenzó a trabajar como maestra de primaria, aunque sólo después del triunfo de la Revolución pudo desarrollar a plenitud su vocación, ya que desde principios de los sesenta se desempeñó como profesora e inspectora de Historia en diferentes niveles de enseñanza.
Graduada de Historia en la Universidad de La Habana (1966), se hizo cargo de la asignatura de Historia de España, en sustitución de la especialista hispano-soviética María Cristina Miranda, que debió regresar a su país. Durante medio siglo, Aurea Matilde fue la Profesora Titular de Historia de España en la Universidad de La Habana, renovando sus programas y actualizando la bibliografía, que incluyó lo más avanzado de la historiografía. Al dejar el Vicedecanato en la Facultad de Humanidades (1971), fue Subdirectora de la Escuela de Historia hasta 1976, cuando pasó a dirigir el Departamento de Historia Universal de la Facultad de Filosofía e Historia y presidió la Comisión Nacional de la especialidad. Sin abandonar sus múltiples actividades académicas, obtuvo dos doctorados en Historia -en Ciencias Históricas (1984) y en Ciencias (2006)-, siendo considerada su tesis la mejor de este último año.
Gran relevancia también alcanzó como profesora en Universidad para Todos de la Televisión Cubana. En el 2002 fue la conductora principal del ambicioso curso colectivo de Historia Universal, impartido en vivo ante las cámaras, teniendo bajo su responsabilidad hilvanar el panorama histórico que abarcaba diferentes áreas geográficas, desde los tiempos más remotos hasta los recientes. Con posterioridad, entre 2004 y 2005, impartió un memorable curso de Historia de España que acaparó la atención de los televidentes. Incluso recibió elogios del entonces presidente de la República Dominicana Leonel Fernández, cuando la conoció en un evento internacional en Santo Domingo, donde le confesó su admiración y lo mucho que había aprendido con sus enjundiosas clases. No en balde había alcanzado la condición de Miembro de Número de la Academia de la Historia de Cuba, Miembro de Honor de la Asociación de Historiadores Latinoamericanos y del Caribe (ADHILAC), Profesora Emérita de la Universidad de La Habana (2004) y los premios nacionales de Historia (2006), Félix Varela (2008) y de Ciencias Sociales y Humanísticas (2008). Además, presidió el Tribunal Nacional de Doctorados en Historia de la República de Cuba, al que pertenecía desde su fundación en 1987.
A todo lo anterior, debe añadirse su sobresaliente producción historiográfica, donde destacan libros como Cuba-España, 1868-1898; Revoluciones burguesas y relaciones coloniales, (1988); España Contemporánea, Segunda República y Guerra Civil, 1931-1939 (1995), Premio de la Universidad de La Habana; España, franquismo y transición, 1939-1982 (2002), Premio de la Crítica; Breve historia de España (2006), y el CD Cuba 1898: Guerra, sociedad y cultura en la coyuntura finisecular (1999) en colaboración con María del Carmen Barcia. así como varios textos para la educación superior.
Su obra, José y Consuelo. Amor, guerra y exilio en mi memoria, dedicada a la vida de sus padres, fue publicada en Oviedo (España) y La Habana (Cuba) simultáneamente en 2007. Este sentido libro, que recibió el Premio Universidad de La Habana, cuenta la desgarradora historia de sus padres. Lo confeccionó a partir de recuerdos familiares confrontados con fuentes historiográficas. Tuve la honra de presentar en el Centro de Estudios Martianos esta verdadera joya literaria de mi querida maestra y amiga Aurea Matilde Fernández, que dejó una huella imborrable en todos los que la conocieron y admiraron.
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