Por Sergio Guerra Vilaboy
En otra nota de Madre América, referente a la lucha de los caribes negros, aludimos al impacto de la Revolución Haitiana en el Caribe y también al extraordinario papel del comisario francés Victor Hugues, que operaba desde su cuartel general en la isla de Guadalupe desde el 6 de mayo de 1794, personaje histórico recreado magistralmente por Alejo Carpentier en su novela El siglo de las Luces. Al igual que hizo en 1793 Etienne Sonthonax, su homólogo en la colonia francesa de Saint Domingue (Haití), Hugues dio la libertad a los esclavos de Martinica y Guadalupe para defender las posesiones de la Francia revolucionaria amenazada por las potencias monárquicas de España e Inglaterra.
A principios de 1795, bajo el impacto de las revoluciones de 1789 en Francia y 1791 en Haití, cuyas medidas sociales Víctor Hugues esparcía por el Caribe, se vertebró en Granada una rebelión popular de carácter igualitarista dirigida contra los ocupantes ingleses, que se habían apoderado de esta isla en virtud del Tratado de Versalles (1783). Al frente del movimiento, que por sus características repetía la Revolución Haitiana, figuraba el mulato Julién Fédon, natural de Martinica, de padre francés y madre esclava. Aunque se conoce poco de su biografía, sabemos que había llegado con su familia, a mediados del siglo XVIII, a la entonces colonia francesa de Granada (Grenada en inglés). Aquí Fédon devino en dueño de una pequeña plantación en Belvedere, en la parte montañosa al oeste de la isla.
La sublevación encabezada por Fédon estalló la noche del 3 de marzo de 1795. Con el apoyo de armamento y hombres enviados por Hugues, junto al respaldo de algunos franceses pobres y pequeños propietarios mulatos, así como de negros libres y esclavos, los revolucionarios se levantaron en armas, se apoderaron de casi toda Granada –excepto la capital de Saint John Parish- y de los islotes adyacentes, capturando a varias decenas de británicos, entre ellos el vicegobernador Ninian Hombe. Fedon proclamó entonces la abolición de la esclavitud, la eliminación de la soberanía inglesa y su adhesión a la Revolución Francesa.
En los meses siguientes la guerra se recrudeció, pues los ingleses recibieron abundantes refuerzos, sobre todo de la cercana isla de Trinidad. Ello obligó a Fedon y sus seguidores, entre ellos más de la mitad de los 25 mil esclavos de las plantaciones, a refugiarse en las zonas montañosas de Belverede. Ese virtual bastión de los sublevados fue asaltado sin éxito por las tropas inglesas, aunque en los cruentos enfrentamientos cayeron en combate cientos de seguidores de Fédon, incluido su propio hermano.
Poco después, las tropas inglesas, continuamente reforzadas desde el exterior, pasaron de nuevo a la ofensiva, capturando varias posiciones estratégicas de los rebeldes y cortando los suministros en armas y alimentos que recibían de las islas caribeñas controladas por Hugues. El 10 de junio, las fuerzas militares de Francia en Granada capitularon, lo que extendió el control de Inglaterra a la mayor parte de la isla.
En los acuerdos de paz firmados con los representantes de Francia, Inglaterra rechazó la inclusión de los mulatos y negros de las fuerzas de Fédon, que resistieron en su baluarte de Belverede la embestida final. El 19 de junio de 1796 los ingleses ocuparon a sangre y fuego el último reducto rebelde. Treinta y cinco de los principales jefes revolucionarios fueron ejecutados a lo largo del mes de julio en la plaza pública de Saint George, mientras a miles de sus partidarios le eran confiscados todos sus bienes y deportados con sus familias a la colonia inglesa de Belice.
Debido a que el cadáver de Fédon nunca fue encontrado, la leyenda popular creó el mito de que el acorralado líder rebelde escapó de sus perseguidores lanzándose por un acantilado al mar, donde lo esperaba una embarcación en la que huyó. Por sus características, la rebelión antiesclavista granadina es una especie de pequeña Revolución Haitiana, aunque fracasada. Fédon es recordado como un héroe nacional y su cuartel general en Belverede es sitio de peregrinación. En la propia Granada, dos siglos después, también se frustraría otra revolución popular: la que encabezó Maurice Bishop.
Publicado en informefracto.com 16 de enero de 2020
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