El saqueo de Asunción en 1869

Sergio Guerra Vilaboy

En los primeros días de 1869, en las postrimerías de la guerra contra Paraguay, Asunción fue desvalijada por los ejércitos de ocupación de Brasil, Argentina y Uruguay. El pillaje en la capital paraguaya se inició con la entrada de las tropas brasileñas del general Gastón de Orleans, conde d´Eu.

Diez meses antes la flota imperial blindada de Brasil había bombardeado Asunción, lo que obligó a evacuarla por decisión del mariscal presidente Francisco Solano López, dejándola casi desguarnecida. Pero los aliados, que temían la heroica resistencia paraguaya, postergaron su toma, mientras la capital era traslada a Luque, que luego correría la misma suerte.

Detrás de los miles de soldados brasileños ingresaron las fuerzas argentinas del general Emilio Mitre, acompañadas de ochocientos oficiales y soldados antilopiztas de la “Legión Paraguaya”, al servicio de los agresores a su tierra natal, además de exiliados, comerciantes y aventureros extranjeros, junto con cientos de ciudadanos hambrientos, enfermos y heridos. De inmediato, los invasores se lanzaron al saqueo de edificios públicos y mansiones privadas abandonadas por sus moradores. 

Los asaltantes se llevaban todo lo que podían: muebles finos del Club Nacional, recién adquiridos en Europa, y los de la enorme mansión del presidente López, hoy Palacio Presidencial, de la residencia de su mujer, Elisa Lynch, así como de otros familiares y allegados. También se robaron de las viviendas cuadros valiosos, alfombras, espejos venecianos, verjas de hierro forjado, estatuas de mármol, pianos de marcas famosas, junto a vajillas de oro y plata, incluyendo la lujosa carroza presidencial, mientras otros escarbaban los cementerios y jardines en busca de supuestos tesoros escondidos. De esta oleada de hurtos no escaparon la legación norteamericana, ni los consulados de Francia e Italia. 

La rapiña de los nuevos conquistadores no se limitó a objetos valiosos, sino incluyó buena parte de sus archivos nacionales, de lo que se encargó el ministro de Brasil en Asunción, verdadero procónsul, José da Silva Paranhos, premiado con el título de Vizconde de Ouro Preto. Fueron sustraídos más de cincuenta mil documentos paraguayos, entre ellos los arrebatados al propio presidente López en agosto de 1869, al abandonar la tercera capital en Piribebuy, y los que tenía en su último campamento de Cerro Corá, donde cayó en combate el 1 de marzo de 1870.

Al despojo incontrolado se sumó la orgia de violaciones de la soldadesca extranjera a las indefensas mujeres y niñas. El escándalo llevó al propio representante de Estados Unidos, general Martin T. McMahon, a informar el 19 de julio que el ejército brasileño era “una horda licenciosa y sin ley, para vergüenza de la humanidad y la reputación del soldado”, agregando que el argentino compartía “las barbaridades perpetradas por sus aliados contra las indefensas mujeres y niñas del Paraguay”.

A la luz de las casas incendiadas y las fogatas, alimentadas con muebles, papeles, puertas y ventanas, desfilaban hacia el puerto asunceño los carros repletos con los bienes del saqueo. El propio general Enrique Castro, jefe del ejército uruguayo, cargó un vapor con cueros y tabaco sustraídos, que llevaba como lastre rieles robados. Muebles de los López llegaron a ser exhibidos, como trofeos de guerra, en la residencia oficial en Buenos Aires del presidente Domingo Faustino Sarmiento. Como escribió el historiador paraguayo Juan E. O’Leary en El libro de los héroes (1922): “Como se sabe, la Asunción fue saqueada. Los jefes y oficiales enemigos mandaron robar, metódicamente, todo cuanto tuviese algún valor en la abandonada capital. Nada se respetó, ni los cementerios. Hasta las tumbas fueron profanadas, husmeándose el botín hasta entre los huesos de los muertos. El famoso Barón del Pasaje llenó sus barcos con pianos y muebles finos, mientras otros más modestos se contentaban con cualquier cosa, llevándose los mármoles, las puertas, y hasta los marcos de los mejores edificios. Durante meses una escuadra de modernos piratas no descansó en la tarea de llevar al Plata el fruto de la rapiña”

Fuente: www.informefracto.com – 30 de julio de 2021

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