Homenaje a Eduardo Galeano. Sergio Guerra Vilaboy

DÍAS Y NOCHES DE AMOR Y GUERRA*

Las noticias que hoy llegan al Cono Sur nos hablan del recrudecimiento de los regímenes policiales y las dictaduras fascistas, con sus secuelas de represión, torturas persecuciones, secuestros y asesinatos. La violencia reaccionaria que padecen varios pueblos latinoamericanos está presente, de una manera u otra, en el libro Días y noches de amor y de guerra,(1) del conocido periodista y escritor uruguayo Eduardo Galeano, merecedor de uno de los Premios Casa de las Américas de este año.

 

Al pretender decir algo sobre esta nueva obra, resulta prácticamente imposible pasar por alto aquel otro libro de Galeano que tantos éxitos cosechó. Me refiero, por supuesto, a Las venas abiertas de América Latina, que en más de un aspecto está relacionada con la obra galardonada. En Las venas abiertas… Galeano nos ofreció como se recordará, una visión panorámica de la explotación foránea de nuestro continente, desde la época colonial hasta la fase de la dominación imperialista. Esa común historia latinoamericana, plagada de tragedias, penurias, saqueos y subdesarrollo, se narraba desde una perspectiva  sumamente original y aleccionadora. Para lograrlo, Galeano se valió de la utilización de una técnica casi cinematográfica, que en cierto modo pasaba por encima de las barreras de los géneros literarios al combinar hábilmente el reportaje periodístico y la crónica de actualidad, con las vivencias personales y los testimonios, junto con métodos expositivos del más riguroso ensayo científico.

 

 

Con Las venas abiertas… Galeano entregó un trabajo ameno, instructivo y dotado de un notable poder de comunicación. El énfasis estaba puesto en el análisis de la tragedia de los ciclos de exportación de las economías latinoamericanas ligadas a la incansable expoliación imperialista. Es en este sentido que muchos fragmentos de Días y noches… parecen extraídos -tanto en su forma como incluso por el contenido- de las páginas de aquella obra. Tal es el caso, por citar solo un ejemplo, de la corta narración titulada “una charla en la Universidad”.

En este país todo gira en torno al petróleo. La época del banano ha llegado a su fin; se promete que en diez años Ecuador tendrá una renta como la de Venezuela.  Este país pobrísimo se asoma al delirio de los millones y se marea, le viene el vértigo: antes que las escuelas, los hospitales y las fábricas, llega la televisión en colores. Pronto habrá máquinas enceradoras en casas de piso de tierra y heladeras eléctricas en pueblecitos alumbrados con farol de querosén. Seis mil estudiantes de Filosofía y Letras, apenas dos estudiantes de Tecnología del Petróleo: en la Universidad toda ilusión está permitida, pero la realidad no es posible.

El país se incorpora súbitamente a la civilización, o sea: a un mundo donde se fabrican en escala industrial los sabores, los colores, los olores y también la moral y las ideas, y donde la palabra Libertad es el nombre de una cárcel, como en Uruguay, o donde una cámara subterránea de tortura se llama, como en Chile, Colonia Dignidad. Las fórmulas  de esterilización de las conciencias se ensayan con más éxito que los planes de control de la natalidad. Máquinas de mentir, máquinas de castrar, máquinas de endrogar: los medios de comunicación se multiplican y difunden democracia occidental  y cristiana junto con violencia y salsa de tomate. No es necesario saber leer y escribir para escuchar la radio de transistores o mirar la televisión y recibir el cotidiano mensaje que enseña a aceptar el dominio del más fuerte y a confundir la personalidad con un automóvil, la dignidad con un cigarrillo y la felicidad con una salchicha.

 

Hay que decir, no obstante, que Días y noches… solo logra por momentos el nivel alcanzado con Las venas abiertas…, aunque la obra reúne una buena cantidad de virtudes que explican la decisión del jurado. Por otro lado, es justo reconocer que a pesar de las evidentes similitudes que existen entre partes de ambos textos, en realidad tenemos dos libros bien diferentes, por lo que el valor de la comparación es, si se quiere, relativo y limitado.

Días y noches… está constituido por la agrupación de una larga serie de cuentos y narraciones breves -en ocasiones simples viñetas- que, como manifiesta el propio autor, tienen el requisito común de ser absolutamente verídicas. Esa característica aleja el texto de la ficción, a pesar de la magnífica recreación de lugares, y especialmente de la anécdota, de que hace gala Galeano, y que sirven para mostrar, una vez más, el talento literario del autor.

 

El contenido de la obra se relaciona directamente con el período en que Galeano trabajó en Buenos Aires, de 1973 a 1976, como director de la revista Crisis, cuando en su patria -la otrora “Suiza de América”- se iniciaba el sangriento régimen civil-militar de Bordaberry. A todo lo largo de la lectura del texto se respira esa atmosfera cargada de terror y se percibe todo el peso de un ambiente caldeado por los estragos de la represión. Las historias, que de alguna manera relatan las persecuciones y los crímenes, se refieren a los asesinatos impunes o a otros elementos trágicos, que funcionan en cierto modo como el factor que confiere unidad temática al libro.

 

Pero en las narraciones se introducen temas que no solo tienen que ver con la terrible situación política y social que padecen varios pueblos latinoamericanos, sino que giran alrededor de asuntos tales como los recuerdos y experiencias vividos por el autor sobre el amor, así como también testimonios recogidos de los labios de otras personas. De esta forma, la anécdota dramática, desgraciadamente basada en hechos reales y datos concretos, se combina con los sucesos más sencillos de la existencia del ser humano. Así se logra integrar una realidad de persistentes contrastes y desenlaces inesperados que sin duda fortalece el mensaje que encierra la obra y simultáneamente descubre la enorme sensibilidad del autor. Algunos de los elementos que hemos mencionado pueden encontrarse en este fragmento de una de las narraciones que componen Días y noches…

Suena el teléfono y pego un respingo. Miro el reloj. Nueve y media de la noche. Atiendo. Es el Comando José Rucci, de la Alianza Anticomunista Argentina.

-A ustedes los vamos a matar, hijos de puta.

-El horario de amenazas, señor, es de seis a ocho –contesto.

Cuelgo y me felicito. Estoy orgulloso de mí. Pero quiero levantarme y no puedo: tengo piernas de trapo. Intento encender un cigarro.

Finalmente, hablando del libro en su conjunto, podemos agregar dos cosas. Creemos que uno de los principales méritos del libro premiado radica en revelarnos algunos de los mecanismos que utilizan los regímenes fascistas para crear un clima de miedo, terror y barbarie. A la vez, constituye una valiente denuncia contra las dictaduras retrógradas que oprimen a varios pueblos hermanos con el apoyo de las fuerzas más reaccionarias del planeta.

 

NOTAS:

 

* Publicado originalmente en la revista Casa de las Américas, La Habana, 1978, septiembre-octubre, número 110, ano XIX, pp. 161-162.

 

(1) Eduardo Galeano: Días y noches de amor y de guerra, La Habana, Casa de las Américas, Colección Premio, 1978.

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