Apolinar Díaz-Callejas, la reforma agraria y la defensa de los derechos humanos

Por Sergio Guerra Vilaboy

Fue Luis Suárez Salazar, recién nombrado Director del Centro de Estudios de América (CEA) de Cuba, quien en 1983 me presentó al destacado abogado, político, historiador y periodista colombiano Apolinar Díaz-Callejas. Desde entonces nos hicimos muy amigos, pues visitaba con frecuencia la isla, donde su hija Amparo, a la que asesoré en su trabajo de diploma, estudiaba Periodismo en la Universidad de Oriente. Me apoyó con documentos y libros para mi investigación sobre la revolución del medio siglo en Colombia y el papel de los artesanos y tuvo la gentileza de hacerle el prólogo cuando publique ese libro (1991).

Apolinar Díaz-Callejas (1921-2010) era oriundo de Colosó, Sucre. Graduado en Derecho y Ciencias Políticas en la Universidad de Cartagena de Indias, sus primeras labores lo vincularon a la asesoría de empresas agropecuarias. El estallido de ira popular del bogotazo, desatado por el asesinato el 9 de abril de 1948 del líder liberal Jorge Eliecer Gaitán, que inició la espiral de la violencia en Colombia que aún no ha finalizado, despertaron en el joven Díaz-Callejas sus inquietudes políticas. Al llegar las noticias, Apolinar se integró a la junta popular que ocupó durante diez días el poder en Barrancabermeja.

Su enorme sensibilidad por la terrible situación del campesinado colombiano y la violación de sus derechos, lo condujeron a apoyar la fundación por el presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) del Instituto Colombiano de Reforma Agraria (INCORA), del que luego fue subdirector. Con posterioridad, se desempeñó como Ministro de Agricultura, Gobernador de su estado natal y Senador de la Republica, puesto desde el que encabezó, tras el golpe militar contra el gobierno de Salvador Allende en 1973, el Comité de Solidaridad con Chile.

Dedicado a la docencia y la investigación, realizó estudios sobre derechos humanos para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y el Parlamento Andino, siendo invitado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), a la Conferencia Mundial La Paz en el Medio Oriente y el conflicto palestino. Entre sus libros figuran: Del agua y el hombre (1976); Contadora. Desafío al imperio (1985); Diez días de poder popular (1988); Arrancados del hogar (1991); El lema respice polum y la subordinación en las relaciones con Estados Unidos (1996); Ensayos, Narraciones y Crónicas de Colosó (1998); Colombia y la reforma agraria. Sus documentos fundamentales (2002) y La reforma agraria en Colombia, Venezuela y Brasil. Nuestra costa caribe y el problema agrario (2006). A ellos hay que sumar numerosos ensayos en obras colectivas como “La Globalización y su impacto sobre los derechos humanos”; ¿Qué será de nuestra América en el siglo XXI?; “La Nueva Hegemonía en la guerra y la paz y “Nueva hegemonía en el Viejo Nuevo Orden Mundial”. Además, tuvo una leída columna en el periódico liberal El Heraldo de Barranquilla, donde según contaba lo sacaran por “izquierdista”.

Fue también miembro de la Academia de Historia de Colombia y de la de Cartagena de Indias, así como de la Comisión Andina de Juristas. Recibió varias condecoraciones, entre ellas la “Orden del Congreso de Colombia”, grado Gran Cruz con Placa de Oro y “Orden Bernardo O’Higgins”, de la República de Chile, grado de Comendador.

En 2007 compartí con Apolinar Díaz Callejas por última vez, cuando ya contaba 86 años, en su casa de Bogotá, donde lo visité en compañía de Roberto González Arana, profesor de la Universidad del Norte. A pesar de las dificultades para respirar –había sido un fumador empedernido-, que lo obligaba a auxiliarse de un pequeño tanque de oxígeno, conversamos sobre diversos temas e incluso almorzamos juntos. Diez años antes, los tres habíamos colaborado en un proyecto de Colciencias, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Universidad del Norte titulado “Naturaleza de las relaciones exteriores entre Colombia y Cuba”, dirigido al análisis de las relaciones entre los dos países desde 1996 a 2004 y cuyos resultados dieron lugar al volumen Colombia y Cuba. Del distanciamiento a la cooperación (1998). En esa última vez que lo vi me dedicó su valioso libro Colombia-Estados Unidos. Entre la autonomía y la subordinación. De la independencia a Panamá (1997), que había sido finalista del “Premio Planeta de Historia”.

Publicado en INFORME-FRACTO MADRE AMERICA – COLOMBIA. 27 de septiembre de 2019. informefracto.com

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