Masacre en las bananeras

Sergio Guerra Vilaboy

La sangrienta represión desatada en Colombia durante los últimos días hunde sus raíces en la atribulada historia de este hermano país. Uno de esos trágicos antecedentes fue el asesinato por el ejército colombiano de miles de niños, mujeres y hombres en Ciénaga (Magdalena), entre el 5 y 6 de diciembre de 1928, para proteger los intereses de la United Fruit Company, conocida como la masacre de las bananeras

Este monopolio frutero de Estados Unidos tenía desde inicios del siglo XX un imponente enclave agrícola en la costa atlántica de Colombia. Las más de cuarenta extensas plantaciones de la fruta seguían la línea de los 120 kilómetros del ferrocarril de la propia United Fruit, desde el puerto de la Ciénega, pasando por Aracataca –el pueblo natal de Gabriel García Márquez, que inspiró su icónico Macondo-, hasta culminar en Fundación. A fines de la década de 1920, la región era el tercer abastecedor mundial de bananos que cultivaban mestizos e indígenas de la propia región y de otros lugares de Colombia, reclutados por contratistas de la compañía norteamericana. Con ellos se conformó un expoliado proletariado rural sin tierra, que al igual que los estibadores del puerto, sólo tenían trabajo eventual, pues la fruta no se cortaba todos los días.

El conflicto con el monopolio bananero se desencadeno a fines de 1928 cuando la recién creada Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena reclamó el cumplimiento de las leyes laborales colombianas. En su petitorio, exigían a la United Fruit, entre otras reivindicaciones, un contrato colectivo de trabajo, jornada de ocho horas, descanso dominical, aumento de los salarios y erradicación del pago en vales. Ante el tajante rechazo de la empresa extranjera estalló la huelga de sus más de veinte mil trabajadores, respondida por el gobierno conservador de Miguel Abadía Méndez con el estado de sitio.

La intransigencia de la compañía norteamericana y la incapacidad gubernamental para quebrar la resistencia de los huelguistas, provocó que el general Carlos Cortés Vargas, al frente de tropas enviadas a Santa Marta, se decidiera por la violencia para resolver el conflicto. En la noche del 5 de diciembre de 1928, el despiadado oficial concentró un numeroso contingente militar en la estación del ferrocarril en Ciénaga y dio un ultimátum a los cientos de obreros acampados con sus familias para que desalojaran el lugar. Al tercer toque de corneta, el grito unánime de “¡Viva la huelga!” fue ahogado en sangre por el tableteo de las ametralladoras y los fusiles del ejército

No se conoce el número de muertos de esa fatídica noche, ni tampoco en los días siguientes, cuando los huelguistas eran cazados como conejos en las plantaciones y pueblos de la localidad. Según el propio general Cortés Vargas sólo hubo nueve muertos, el embajador norteamericano en Bogotá admitió que pasaban de mil personas, aunque muchos estiman que superó cinco veces esa cifra. Según la leyenda popular, recreada en Cien Años de Soledad (1967), cientos de personas muertas o heridas fueron trasladadas en vagones del tren frutero y arrojadas al mar para alimento de los tiburones.

La brutalidad de la represión militar desencadenó espontáneas protestas que alcanzaron grandes proporciones en Líbano, Santander, Tolima, San Vicente, Valle y otras partes de Colombia, en las que se destacaron los trabajadores ferroviarios. Alarmado, el gobierno llegó incluso a contratar en la Italia fascista una misión para asesorar a la policía y el ejército.

El líder liberal Jorge Eliecer Gaitán, quien veinte años después fuera asesinado en las calles de Bogotá en una nueva ola de violencia iniciada con el bogotazo, que ya contamos en Informe Fracto, denunció en el parlamento los crímenes del ejército colombiano. El principal autor material de la horrenda matanza, el general Cortés Vargas, que fue exonerado de estas graves acusaciones, alegó en su defensa que había sido necesaria para impedir que los barcos de guerra norteamericanos, que merodeaban por la costa de Colombia, desembarcaran sus marines en el territorio nacional para salvaguardar a la Company United Fruit.

Fuente: www.informefracto.com – 18 de mayo de 2021

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