Carta de Francisco Planes a V. y respuesta de V. a la misma
Buenos Aires, 24 de Mayo
Mi querido V…:
Sé que anteanoche te retiraste enfermo del Cabildo Abierto, y no puedo ir a verte porque después de la traición de que somos víctimas he tenido a bien asilarme en la casa de J.J. Cisneros ha sabido que en el voto que yo di, agregué que deben ahorcarlo por los asesinatos de la ciudad de la Paz, y desde que se ve restituido al mando ha de procurar castigarme. De aquí no saldré sino cuando estalle la revolución; porque mientras no se haga en toda forma y tengamos la sartén por el mango, no cuento con que por mí hagan conflictos de gobierno los que han pasado por la bajeza de admitir un puesto vergonzoso al lado de Cisneros. No digas a nadie donde estoy, que si llega el caso de salir, he de ir a buscarte con un fusil. Moreno no quiere saber de nada ni de nadie. Dice que vayan todos al infierno y que es un mentecato el que se compromete por semejante gente. Tengo, sin embargo, muchas esperanzas de Martín, en la tropa y en los amigos. Hasta el último momento en que los vi estaban en la resolución de ir hoy mismo a declararle a Saavedra que no admitían la combinación del Cabildo. Castelli ha prometido que en la primera reunión que tenga esa infame Junta, va a declararle cara a cara a Cisneros que tiene que renunciar en el momento, porque la revolución está hecha; y estallará esta noche o mañana sin remedio.
Asegura también que convencerá a Saavedra de que éste es el único medio de salir bien; y lo que es Martín y los demás jefes de la fuerza, se andan combinando para hacer un esfuerzo, ocupar la plaza, echar a rodar el Cabildo, y nombrar un gobierno por la voz del pueblo, eligiendo él mismo los sujetos de su mayor confianza. Así, pues, es preciso esperar con ánimo de que saldremos bien; pero yo me conservaré oculto hasta que rompa el estallido. Te ruego que me comuniques todo lo que llegue a tu noticia, ya ves que oculto como estoy me voy a ver a oscuras de todo.
Tu p…
F.P.
Buenos Aires, 24 de mayo
Mi querido P.: Siento que te hayas asustado tan pronto. Hallándonos apoyados por las fuerzas, por el pueblo y por nuestros amigos, no veo que corrieras un peligro tan inminente como el que has temido. Lo único que te puedo decir es que hoy ha tenido lugar la comedia de la instalación del nuevo Gobierno encabezado por el virrey. Sus miembros ocurrieron al Cabildo a las tres de la tarde. El virrey atravesó la plaza sin bastón y sin banda, pero con su lujoso uniforme de teniente general de marina; lo acompañaban don José Ignacio Quintana, los oidores, cuatro edecanes, y lo llevaban en el medio de don Cornelio, del doctor Sola y de Castelli. Los nuestros han guardado mucho orden, porque se habían dado la palabra; verdad es que habíamos asistido muy pocos y que casi toda la gente estaba recogida a los cuarteles. Hubo siempre algunos gritos de ¡afuera Cisneros! y una que otra risotada, pero fueron contenidos; y el acto pasó tranquilamente. Después ha venido Ventura (Arzac) a casa y me ha dicho que en lo de don Nicolás, cuentan con que hoy mismo en la primera reunión que tenga la Junta, Saavedra y Castelli le van a exigir a Cisneros que renuncie, pues en los cuarteles toda la gente está armada y resuelta a ocupar la plaza mañana 25. Al retirarme a eso de las diez he notado las calles del centro y la plaza recorridas y guardadas por gran número de grupos embozados y armados de sable y pistola. He hablado allí con muchos amigos, y estoy esperando que vuelva Ventura o que me escriba para ir a juntarme con ellos. Tuyo.
V.
Vicente Fidel López: Crónica de la Revolución de Mayo. Buenos Aires. Editorial El Quijote. 1945.
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