Y la Constitución de 1808
Arturo Sorhegui*
La Constitución española de 1812, unida al proceso independentista de España y América, es una problemática enmarcada en el llamado ciclo de las Revoluciones burguesas del siglo XIX. Su evolución, es el remate de lo que venía ocurriendo desde 1660, con el progreso de las fuerzas de la etapa mercantil manufacturera de la formación del capitalismo; y se encuentra relacionada, con una nueva forma de explotación de los espacios tropicales y de generación de materias primas, indispensables para las manufacturas europeas. Mientras España participaba con las estipulaciones del llamado Despotismo Ilustrado y las iniciativas de la nueva casa reinante de los Borbones; América lo hacía mediante una clara tendencia hacia la autonomía, y la articulación de un pensamiento Ilustrado criollo. Realidades en que debemos buscar las dos variantes del liberalismo presente en las Cortes extraordinarias de Cádiz: las del español peninsular y la del español americano; y someter a crítica la consideración, casi generalizada, de que los segundos no alcanzaron una definición política coherente y homogénea, mediante el desempeño de sus 23 diputados, participantes en las Cortes, entre 1810 y 1813.
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