Enrique de la Osa, del aprismo a la Revolución

Por Sergio Guerra Vilaboy

Crónica de la vida apasionada del periodista e intelectual Enrique de la Osa, cuya trayectoria revolucionaria fue reconocida en 1992 con el Premio Nacional de Periodismo José Martí por su compromiso con la verdad y la Revolución cubana.

Mi amistad con Enrique de la Osa surgió de un accidente de auto y una estafa. A fines de julio de 1985, después de dejar en el Hotel Colina al historiador peruano Ernesto Yepes del Castillo, choque con un taxi que no respetó la señal de alto. La persona que contraté para arreglar mi carro era un consumado estafador, lo que supe gracias a una oportuna llamada telefónica del conocido periodista cubano, a quien acababa de timar. Me habían presentado a de la Osa dos años antes, en el homenaje que el Departamento de Historia de la Universidad de La Habana organizó al común amigo guatemalteco Manuel Galich por sus setenta años, aunque fue después de la estafa que comencé a visitarlo en su casa de El Vedado. En esos encuentros ocasionales me contó, desde una óptica diferente a la tediosa historia oficial, anécdotas del pasado reciente cubano.

Enrique de la Osa y Perdomo(1909-1996) fue un notable periodista, poeta, escritor y luchador revolucionario cubano. Muy joven inició su activismo político atraído por Julio Antonio Mella, con quien se involucró en la Liga Antimperialista de las Américas, creada en México en 1924, y después, cuando el líder comunista fue encarcelado por el dictador Gerardo Machado. De la Osa fue secretario de prensa del Comité para su libertad, y en agosto de 1927 organizó la sección cubana de la Alianza Popular Revolucionaria Americana (APRA), creada por Víctor Raúl Haya de la Torre, a quien había escuchado a fines de 1923 cuando estuvo en La Habana para la inauguración de la Universidad Popular José Martí. La novel agrupación aprista tuvo como órgano la revista Atuei, clausurada en agosto de 1928 por un artículo antidictatorial del propio de la Osa. Ya entonces se le consideraba iniciador de la corriente vanguardista en Cuba por sus poemas aparecidos en el Diario de la Marina.

Deportado en septiembre de 1928 viajó a Estados Unidos, donde perteneció a la Asociación de Nuevos Emigrados Revolucionarios Cubanos (ANERC). Luego pasó a México y escribió en Cuba Libre, publicación creada por Mella, y junto a su amigo Eduardo Chibás fundó la Unión Cívica de Exiliados Cubanos y dirigió el periódico Libertad. En 1930 retorno clandestino a su patria para luchar junto al Directorio Revolucionario Estudiantil. Detenido al año siguiente, estuvo preso hasta la caída de Machado en agosto de 1933. Durante el periodo convulso que siguió, de la Osa organizó el Partido Aprista cubano, estableció nexos con Antonio Guiteras, líder de Joven Cuba, y apoyó la huelga de marzo de 1935, que lo obligó de nuevo a abandonar el país. En el exilio, condujo la fusión de los apristas con el recién creado Partido Revolucionario Cubano (Auténtico), laborando en su vocero Patria. Tras la apertura de fines de los años treinta, de la Osa regresó a Cuba y colaboró en diferentes publicaciones, recibió el premio periodístico por el centenario del Archivo Nacional de Cuba (1940) y creó la emblemática sección “En Cuba” de Bohemia (1943), que dispararía la circulación de esta revista.

En contra del corrupto gobierno auténtico de Grau San Martín, de la Osa apoyó a Chibas en la fundación del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) en 1947. Tras el golpe de estado de Batista (1952), estuvo en la opositora Acción Libertadora y luego se vinculó al Movimiento 26 de Julio, divulgando en la sección “En Cuba” muchas acciones revolucionarias. Después del triunfo de la Revolución, Enrique de la Osa dirigió la propia revista Bohemia entre 1960 y 1971, así como el periódico Revolución (1963-1965). En 1989 acompañó al presidente Fidel Castro a la toma de posesión de Carlos Andrés Pérez en Venezuela y en 1992 recibió el Premio Nacional de Periodismo José Martí, por ser considerado uno de los grandes periodistas cubanos del siglo XX. Conservo los libros que me regaló, como su Crónica del año 33 (1990) y el primer tomo de la recopilación de sus trabajos en Bohemia, En Cuba. Primer Tiempo. 1943-1946 (1990), donde me estampó esta sencilla dedicatoria: “A Guerra, mi compañero, con afecto”.

Publicado en INFORME FRACTO.com/Madre América-Cuba, 15 de agosto de 2019.

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