Renace Academia de Historia de Cuba
.Por Isachi Fernández
El tradicional homenaje a Carlos Manuel de Céspedes ante el monumento que reproduce su imagen en la Plaza de Armas, en el Centro Histórico de La Habana, concluyó con la reconstitución, en la Sala de las Banderas del Museo de la Ciudad, de la Academia de Historia de Cuba, en ceremonia en la que se recordó la larga tradición historiográfica nacional, y a la que asistieron Abel Prieto Jiménez, ministro de Cultura, Homero Acosta Álvarez, secretario del Consejo de Estado y monseñor Carlos Manuel de Céspedes, entre otras destacadas personalidades.
Refundada por acuerdo del Consejo de Estado, la Academia estará presidida por el investigador Eduardo Torres Cuevas, y cuenta como miembros de número con los historiadores María del Carmen Barcia Zequeira, Olga Portuondo Zuñiga, Sergio Guerra Vilaboy, Jorge Ibarra Cuesta, Oscar Zanetti Lecuona, Pedro Pablo Rodríguez García, Eusebio Leal Spengler y Rolando Rodríguez García.
Eduardo Torres Cuevas evocó en las palabras del acto la memoria de historiadores cubanos entre los que destacó a Enrique José Varona, Juan Gualberto Gómez, José Martín Félix de Arrate, Emilio Roig de Leuchsenring, y otros que nutrieron con sus contribuciones la labor de la Academia, fundada en agosto de 1910.
El presidente de la actual Academia de Historia de Cuba instó a sus miembros a contribuir a la interpretación de los sucesos que conforman la identidad de la nación, de una manera crítica, viva y abierta al debate.
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La reconstitución de este núcleo académico se hizo coincidir con el acto de recordación por el aniversario 142 del inicio de las guerras por la independencia de Cuba, que tradicionalmente rinde tributo a Carlos Manuel de Céspedes, en la Plaza de Armas del Centro Histórico de La Habana.
“Hizo falta un hombre de gesto heroico, de coraje poco común, para dar el primer paso”, sostuvo el historiador Eduardo Torres Cuevas en las palabras centrales tras recordar que años antes de 1868 se conspiraba contra el colonialismo en varios puntos de Cuba.
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“Pero no fue solo un gesto, un acto, sino un ejercicio de pensamiento contra la esclavitud y el poder colonial”, enfatizó, y rememoró el juramento sagrado que después levantó Antonio Maceo en los Mangos de Baraguá, antigua provincia de Oriente, con su voluntad inclaudicable y entereza.
El acto incluyó un rosario de ofrendas florales que fueron depositadas ante la estatua del Padre de la Patria por la general de brigada Delsa Esther (Teté) Puebla y el general de división Antonio Enrique Luzón, vicepresidente del Consejo de Ministros, acompañados por los acordes de la Banda de ceremonia de las Fuerzas Armadas Revolucionarias.
Publicada: 09/10/2010
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